Dicen que los golfistas llegamos a nuestra madurez en la treintena. Hoy llego al ecuador de la misma (cumplo 35 años) y la verdad es que tenía otra idea en mente. Nunca pensé que mi aventura americana incluiría parada y fonda en el Web.com Tour pero supongo que en el camino, muchas veces, se encuentran obstáculos. Obstáculos que, a la fuerza, te hacen madurar como jugador y como persona.
Ha sido un año difícil en el campo. Mejor dicho, muy difícil. Las cosas nunca salieron, especialmente en la primera mitad de temporada, cuando fallé 13 de los 18 primeros cortes del año, algo que no me había pasado nunca antes en mis diez años de profesional. El momento más bajo fue probablemente cuando terminé con triple-bogey en el hoyo 9 de Hartford para fallar el corte por un solo golpe. La descalificación por no firmar la tarjeta en Columbus, Ohio, tampoco fue fácil de digerir. Recuerdo esos dos momentos con total nitidez: solo en el vestuario, sentado delante de mi taquilla, pensando que la racha de malos resultados no iba a terminar nunca, que el sueño americano tocaba a su fin.
Y es que todos los jugadores en algún momento de su carrera pasan por baches. Me vienen a la cabeza varios grandes golfistas pero no quiero nombrarlos, no sea que alguien me critique diciendo que me estoy comparando con ellos. Ni mucho menos. Sólo digo que, cada uno a su nivel pero, todos, sin excepción, atraviesan algún bache en determinada parte de su trayectoria. El cómo afrontas esos momentos difíciles y logras superarlos es lo que verdaderamente te define como jugador.
Seguramente mucha gente piense que debería volver a Europa, volver al Tour Europeo e intentar recuperar mi juego y, más importante aún, mi confianza. Mentiría si dijese que esa opción no se me ha pasado por la cabeza en algún momento de este año, pero creo que esa sería la salida ‘fácil’. De la manera que he jugado esta temporada en USA también me hubiera costado mucho en Europa. Creo firmemente que tengo juego suficiente para el PGA Tour, aunque lamentablemente no haya salido a relucir desde mi traslado a EEUU hace casi dos años. América se ha convertido en un reto para mí y estoy dispuesto a afrontarlo de nuevo.
Decía Henry Ford que el fracaso es la oportunidad de empezar de nuevo, con más inteligencia. No quiero que este año de miserias en el campo haya sido en balde. Quiero aprender de los errores cometidos esta temporada y hacer todo lo que esté en mi mano para que no vuelvan a ocurrir cuando regrese, que espero sea muy pronto, al PGA. El sueño americano continúa, por ahora en el Web.com Tour.