Llevo dos semanas en casa y la frase más repetida es: “Papá, ¿mañana te vas ya de viaje?” Y es que nadie se acostumbra a verme por aquí tanto tiempo. Desde que nos mudamos a Miami hace casi dos años no he parado de viajar: en este tiempo he jugado mucho, demasiado. El año pasado, al estar a caballo entre los circuitos americano y europeo, y este 2015, debido a mi mal juego y la necesidad de seguir compitiendo, no recuerdo la última vez que estuve dos semanas seguidas en casa, exceptuando el descanso entre temporadas. Increíble, pero cierto.
Como dice el sabio refranero español: no hay mal que por bien no venga. Si alguna ventaja tenía perder mi tarjeta es que ahora puedo pasar tiempo en casa hasta el inicio de la temporada que viene en el Web.com Tour, que empieza el próximo mes de enero. Ahora tengo tres meses largos por delante para, en este orden, pasar tiempo con mi familia, refrescar la mente y preparar la temporada que viene.
Lo que verdaderamente me apetece es recuperar el tiempo perdido y pasar tiempo con Alicia y los niños. Cosas sencillas que para muchos es la rutina diaria (llevar a los niños al cole, hacer con ellos los deberes, comidas en familia, etc...) para nosotros es una auténtica novedad y estoy disfrutándolas al máximo. ¡Qué gusto no necesitar el FaceTime para poder disfrutar de tu familia! En los momentos bajos, cuando estás solo en la habitación del hotel dándole vueltas a la cabeza, son las llamadas de Alicia y los niños por FaceTime lo que te cambia el humor. De repente, todo lo ocurrido en el campo pasa a un segundo plano cuando escuchas su voz. Y ahora, ¡no necesito de tecnología para disfrutar de ellos!
Como os comentaba en mi último post, la semana pasada fue mi 35 cumpleaños. La verdad es que no tenía mucha ilusión en celebrar nada, para que os voy a engañar. Me apetecía algo tranquilo, en familia, y qué mejor que pasarlo con los niños, al fin y el cabo son ellos los que más disfrutan de estos días, con la tarta, soplando las velas, cantando el cumpleaños feliz, etc... El día amaneció con lágrimas… ¡¡¡¡pero de alegría!!!! Todo empezó cuando Alicia me dio su regalo: un vídeo de felicitación de mis amigos desde España y del Tour Europeo. Me hizo muchísima ilusión y yo que soy de lágrima fácil acabé llorando como un niño. ¡¡A quién le importa no bajar de 80 cuando se tienen amigos (y mujer) así!!
Si a esto le añades que a última hora de la tarde recibí la llamada de Joe Mazzeo, director del torneo de Mayakoba, para decirme que me invitaban a jugar el OHL Classic at Mayakoba el próximo mes de noviembre, el día no pudo terminar mejor. En fin, un cumpleaños que no prometía demasiado y acabo convirtiéndose en uno de los mejores cumpleaños que recuerdo.
Pero no os escribo para contaros mis andanzas personales, como os dije en el último blog, creo que aún no he dado lo mejor de mi golf en suelo americano. Quiero volver al PGA Tour y es el Web.com Tour mi mejor opción para conseguirlo. Sé que voy a tener que recuperar la mejor versión de mí mismo para estar arriba en los torneos y lograr acabar el año 2016 entre los 25 primeros del Tour. El nivel en este circuito es muy alto así que no va a ser un camino de rosas, eso lo tengo muy claro.
Gran parte del éxito o fracaso de un deportista reside en la capacidad de hacer autocrítica. A mí me gusta dejar pasar un poco de tiempo antes de hacer un análisis en frío de lo que ha sido la temporada. Estas dos semanas han dado para mucho en este aspecto.
Analizando el año que termina, no cabe duda que de la forma que he jugado no merecía otro final. En ninguna momento de la temporada estuve a la altura: ni un solo domingo luchando por la victoria, ni un solo top 10 en más de 30 torneos jugados, más de la mitad de cortes fallados… Aun en el tramo final de temporada, donde pegué bien a la bola y pateé mucho mejor, me costó hacer buenos resultados. A veces un mal final, un putter que se enfriaba el fin de semana o simplemente una mala actitud, marcaban la diferencia entre una buena semana y una semana mediocre. Pero en mi caso, si me tengo que quedar con una sola cosa, diría sin lugar a dudas que el apartado mental de mi juego ha dejado mucho que desear.
Pasar tiempo en casa me va a ayudar a refrescar la mente. Creo firmemente que estar alejado de la competición un tiempo me va a ayudar mucho. Siempre he considerado que mi cabeza era una de mis ventajas competitivas con respecto al resto del field, pero este año no ha sido así. La cabeza no ha funcionado como de costumbre y he cometido demasiados errores mentales que me han costado muchos golpes a lo largo del año.
Por otro lado, en los últimos meses ha habido cambios en mi juego que me hacen mirar al futuro con optimismo. Hay trabajo por hacer y muchas cosas que mejorar, pero estos últimos meses han sido esperanzadores en lo que al juego se refiere. Si logró mejorar el aspecto mental del juego no tengo ninguna duda que el camino de vuelta al PGA será mucho mas sencillo.
Y es que en el fondo me apetece empezar a jugar ya. Más que jugar, a preparar la temporada 2016. Tengo muy claro que parcelas del juego hay que mejorar y voy a poner toda la carne en el asador para que así sea. Dos años en el PGA Tour me han abierto los ojos y quiero empezar a mejorar esas partes del juego más flojas, siempre sin dejar de lado mis fortalezas. Este año he estado especialmente flojo de 140 yardas para abajo, así que esa va a ser mi principal tarea este invierno. Voy a probar una bola Srixon diferente, algo más blanda, que creo me va ayudar a generar más spin y controlar mejor las distancias. También quiero trabajar mi juego corto, alrededor de green. No es que lo esté haciendo mal, pero he perdido la consistencia que tenía antes. Y es que si quiero volver a estar arriba, estas dos partes del juego son fundamentales, piezas claves del puzzle.
Así que después de un par de semanas apartado de mis palos de golf (los guardé en un armario nada más terminar las finales del Web.com) me toca ponerme manos a la obra para estar a punto para mi primer torneo de la temporada 2015-16: OHL Classic at Mayakoba. ¡Sabemos lo que hay que hacer porque lo hemos hecho en el pasado, ahora hay que creérselo!
Antes de despedirme, quería aprovechar la ocasión para agradecer todos los mensajes y muestras de cariño que me han llegado en las últimas semanas. Gracias a todos por vuestro constante apoyo y espero que el año que viene volvamos a celebrar alguna victoria, como hemos hecho hasta hace no mucho. ¡Gracias otra vez y hasta la próxima!