Hola a todos. Como siempre, os escribo desde una avión, esta vez volviendo desde Doha a Miami, ni más ni menos que 16 horas y media de vuelo que como os podréis imaginar dan para mucho. Ya sabía que este año combinando circuitos y jugando más en Europa esto iba a ser el pan nuestro de cada día pero como siempre digo, ¡sarna con gusto no pica!

Nunca he tenido problema con los vuelos largos, tengo mi rutina que consiste en ver películas, series, leer, dormir, etc... Lo que más me cuesta son los aeropuertos, las colas, maletas, esperas, etc... Eso es sin duda la parte que menos me gusta de mi trabajo, junto con estar lejos de casa, de Alicia y los niños. Pero bueno, no os escribo para quejarme ni mucho menos, sino para contaros las buenas noticias y avances que ha habido en mi juego, que son muchos.

La verdad es que estoy muy, muy contento, con el inicio del año. Han sido seis semanas consecutivas de torneos en las que he conseguido hacer buenas posiciones, con dos top 5 y un top 10. Las otras semanas lamentablemente fallé el corte y me queda la espinita clavada que, en dos de ellos, Panamá y Omán, los campos me encantaban y me hubiera gustado estar jugando el fin de semana. Por otro lado, esos fines de semana libres siempre son productivos para recargar pilas y entrenar de cara a la semana siguiente, corrigiendo los errores y fallos que tuvimos. Como dice mi nuevo caddie, Omar Peralta, ¡no hay mejor práctica que la de los sábados! Aunque yo personalmente preferiría estar jugando.

Mi juego ha sido muy sólido este inicio de año, mucho mejor de como venía pegando estos últimos meses. En diciembre estuve trabajando por primera vez con Greg Rose en Del Mar, California, y sus consejos me ayudaron muchísimo: me dijo que al iniciar la bajada me acercaba con las caderas hacia la bola (thrust) y me quedaba sin sitio para que los brazos bajaran por su sitio. Era algo que ya sabía y que llevaba tiempo intentando solucionar, pero fue su explicación de cómo se mueven las caderas (especialmente la derecha) en la bajada la que revolucionó el concepto de cómo creía que tenía que ser el swing de golf. Y es que tras más de 30 años jugando al golf nunca es tarde para aprender algo nuevo y tan importante.

El trabajo técnico durante la pretemporada ha sido muy duro, pero los cambios y las mejoras se veían enseguida, por lo que estaba deseando empezar el año para comprobar si verdaderamente era capaz de hacer en competición lo que ya estaba consiguiendo en mis entrenamientos. Y estas seis semanas no han hecho más que confirmar que estamos en el camino correcto, lo que supone un tremendo empujón de moral y confianza en el trabajo que llevamos realizando desde junio del año pasado.

Desde que empecé a trabajar con Mariano Bartolomé (siempre con la inestimable ayuda y supervisión de José Carlos Gutiérrez) hemos ido avanzando constantemente. Han sido pasos pequeños, más lentos de lo que nos hubiera gustado, pero siempre en la buena dirección. Inicialmente nos centramos en la línea de bajada del palo, que fuera más directo y no tan por dentro. Luego nos centramos en el movimiento de mi cuerpo en la subida, que fuera más horizontal en vez de vertical y perdiendo altura, y ahora finalmente estamos centrados en el movimiento de las caderas en la bajada. Todo va unido, no hay duda, y si no inicio el swing con un buen giro, coordinar después el resto de movimientos es muy complicado. Ha sido un proceso de prueba y error, lento, frustrante muchas veces, pero que me ha ayudado a tener una mejor comprensión de mi swing y de lo que ocurre cuando fallo golpes en el campo.

Lamentablemente en el proceso de trabajar tanto el swing he descuidado un poco otras partes de mi juego, como ha sido el approach. En esta parcela no he estado tan fino como de costumbre y se ha notado en los resultados. Me voy con la sensación de que estas semanas, especialmente esta última en Doha, lo único que me ha separado de la victoria ha sido mi pobre actuación con el approach. Lo positivo es que ahora tengo tres semanas por delante para poner todo en su sitio y recuperar el toque y más importante todavía, la confianza perdida.

En el apartado físico también he hecho cambios y desde noviembre por recomendación de Brandon Gilliam, fisioterapeuta de los Miami Heat, he empezado a trabajar con David Alexander y su equipo en DBC Fitness, donde también trabajan otros pros como Gary Woodland. He de decir que estoy muy contento con la evolución y a pesar de que en EEUU me la siguen pisando con el drive miserablemente, cuando vengo a Europa parece que no voy tan corto, lo que me anima a seguir trabajando, poniéndome en forma y sobre todo y más importante, previniendo lesiones.

Muchos me preguntáis cuál es el plan a partir de ahora, sobre todo teniendo en cuenta que he empezado jugando bien en los dos circuitos. Como sabéis, desde que nos mudamos a EEUU, para mí la prioridad siempre ha sido consolidarme en el circuito americano. Los planes siguen inalterados, la idea es intentar asegurar la tarjeta del PGA Tour lo antes posible y por eso me voy a centrar un poco más en el Web.com Tour hasta verano. A excepción del Open de España y tal vez el Trofeo Hassan II en Marruecos, estaré jugando en EEUU hasta el US Open aproximadamente, empezando en Louisiana y Georgia en tres semanas.

Hablando del Open de España, me hace muchísima ilusión que el Open nacional se juegue en Madrid. Llevo mucho tiempo sin competir en casa (desde 2011) y me apetece todo que llegue abril ya. El hecho de que el torneo se juegue en el Centro Nacional de Golf, campo público de todos los federados, lo va a convertir wn un torneo muy especial. Desde aquí felicitar a todo el mundo que lo ha hecho posible: a Keith Pelley por cumplir su palabra y recuperar el torneo en el calendario del ET, y a las Federaciones Española y Madrileña por su siempre firme compromiso con el golf profesional español. A pesar de que ha sido todo un poco a última hora, creo que es una magnífica noticia para todos los aficionados al golf.

Además, la semana antes tendremos a Sergio defendiendo su chaqueta verde o quién sabe si poniéndosela el domingo a otro español. Y es que menuda barbaridad lo de Jon Rahm, no deja de sorprenderme cada semana. Sé que las últimas semanas en las últimas jornadas no han ido como él y todos hubiésemos querido, pero hay que saber valorar la dificultad de estar domingo tras domingo luchando por la victoria.

No hay muchos jugadores que tengan esa consistencia y por eso es Número 2 del mundo. ¡¡Número 2!! ¡¡Que se dice pronto!! Y es que el golf español goza de buenísima salud: tres jugadores asentados entre los 25 mejores del mundo y consolidados en ambos circuitos (Rahm, García y Cabrera), Jorge Campillo afianzándose en la parte de arriba del ET y empezando a jugar los torneos grandes, Larrazábal y Otaegui peleando los domingos por ganar otra vez en Europa, Quirós volviendo a recuperar su forma y unos jóvenes como Scott Fernandez, Pigem, Oriol y Del Val que prometen mucho, especialmente el primero. Creo que hay motivos más que de sobra para acudir en masa al Centro Nacional y disfrutar del mejor golf, español y europeo. ¡Espero veros allí! Un abrazo a todos y gracias por leerme.