Gonzalo Fernández Castaño comenzó la segunda ronda del Travelers Championship como un tiro. Las condiciones de juego no eran las más fáciles, ni mucho menos, pero el jugador español encontraba la manera de hacer birdies y escalar posiciones en la clasificación. Llegó a ponerse cuatro bajo par en el día, seis menos en el total, mirando a la cara a los líderes, en la tercera posición del torneo.
Sin embargo, en mitad de esa magnífica cabalgada de Gonzalo, todo se fue a negro de repente. Cometió bogey en el hoyo 5 (empezó por el 10), hizo otro en el 7 y cerró la jornada con un triple bogey cargado de mala suerte en el definitivo hoyo 9. El madrileño falló la salida por la derecha, pero no sólo tuvo que dropar, sino que además, una vez dropada, sólo pudo sacarla a la calle. Su cuarto golpe no cogió green, approach y dos putts. Todo lo que podía salir mal, salía aún peor.
Cuando los astros se alinean en tu contra poco puedes hacer, más que sacar el paraguas y seguir luchando, que es lo que viene haciendo desde hace tiempo Gonzalo. Está jugando mucho mejor, más consistente, haciendo más birdies y dejándose ver mucho más menudo por la parte alta de la clasificación, pero necesita un guiño de la fortuna, un empujoncito, que salga cara alguna vez la moneda para rematar un gran resultado en un torneo y poder respirar más tranquilo.
Gonzalo se quedó finalmente a sólo dos puesto y un golpe de pasar el corte en el recorrido TPC River Highlands de Connecticut. Toca apretar una vez más los puños y centrarse ya en la próxima semana: The Greenbrier Classic.