Gonzalo Fernández-Castaño ha completado una buena actuación en el PGA Championship. El jugador madrileño se ha despedido con una vuelta de par y dando muestras de que su juego se mantiene igual de fino que en el RBC Canadian Open, donde acabó cuarto. Sin embargo, el sabor es agridulce y la sensación, extraña.
Gonzalo ha terminado en el top 60 del torneo, lejos de las primeras posiciones, pero con un buen balance de solo una jornada por encima del par. Ha demostrado que puede hacerle daño a Valhalla y su secuencia de juego por momentos ha sido realmente buena, sin embargo en ningún momento ha conseguido transformar esas sensaciones en un resultado que le permitiera pelear por los primeros puestos. Ahí está la gran paradoja de la semana, la razón por la que se marcha con el gesto torcido.
El golfista residente en Miami ha hecho muchas cosas buenas, pero también ha cometido fallos importantes. Hoy, sin ir más lejos, firmaba cuatro bogeys y cuatro birdies, un reflejo de toda la semana, combinando brillantes aciertos con errores.
Esta irregularidad se puede considerar hasta lógica, teniendo en cuenta que son ya seis semanas consecutivas compitiendo y que las dos siguientes también será de la partida en el Wyndham y el primer playoff de la FedEX Cup. El cansacio mental va haciendo mella.
Teniendo en cuenta todo esto, hay que valorar su resultado en el PGA, una vez liberado de la presión de luchar por mantener la tarjeta el circuito americano. Hoy, sin ir más lejos, pudo hacer un buen número de golpes menos. Sólo por los primeros nueve hoyos, donde acabó dos bajo par, bien podrían haber sido cuatro o cinco. Sentimientos encontrados. Además, una vez más esta semana no ha tenido suerte con el tiempo. Los chaparrones de agua más fuertes cayeron con Gonzalo en el campo.
Siguiente parada: Wyndham Championship.