Gonzalo Fernández Castaño (-3) ha completado su tercera vuelta en el Travelers Championship con una tarjeta de 71 golpes que, tal y como iban las cosas en los dos primeros tercios de la ronda, ha supuesto un duro golpe para el jugador español.
Porque después de los primeros diez hoyos en el TPC River Highlands (Cromwell, Connecticut), con un parcial de cuatro menos en ese tramo, Gonzalo se había metido incluso en la lucha por la victoria. Hasta allí había llegado con un juego más que notable desde el tee, y pegando excelentes segundos golpes a las banderas, cazando sin excepción los diez primeros greenes en regulación y dejando un buen puñado de bolas muy cerca del hoyo. Su swing fluía suave como la seda...
En el hoyo 11, par 3, fallaba su primer green del día, pero sacaba la recuperación adelante con brillantez. Y en el 12 caía el primer bogey. Nada que por otro lado se salga de lo normal. Accidentes hay en las mejores vueltas de golf. El madrileño se salió de ritmo y perdió todas las buenas sensaciones a partir del segundo tiro del hoyo 13, par 5, desde la calle. Tenía algo más de doscientos metros a la bandera y fue a por ella, pero erró el golpe a la izquierda y se fue al agua, sacando incluso un gran bogey. A partir de ahí ya nada fue lo mismo. De hecho, no volvía a coger ni una calle, yendo de problema en problema para terminar una más en el día. Un durísimo final de jornada y una conclusión que también debe exponerse con la cabeza más fría: el mejor golf de Fernández Castaño está ahí, llamando a la puerta, pero como él mismo ha explicado varias veces a lo largo de 2014, le está costando rematar las faenas, encontrar el equilibrio.