Gonzalo Fernández-Castaño estaba ayer en el hoyo 12 cuando sonaron las bocinas de suspensión en la tercera jornada del FedEX St. Jude Classic. No fueron mal recibidas. Queda un largo domingo por delante, cierto, pero al menos se daba carpetazo a otro sábado áspero para el madrileño.
Gonzalo había hecho hasta el parón nueve pares y dos bogeys en once hoyos. Otra jornada de pico y pala. No anduvo muy fino desde el tee (tres calles de ocho intentos), por lo que tuvo que remar a contracorriente en casi todos los hoyos.
Además, el putt tampoco le ayudó demasiado cuando lo necesitó. Tuvo un par de opciones de birdie de tres y cinco metros que le habrían dado algo de aire, pero no entraron. Incluso los bogeys podrían haberse evitado con dos buenos putts, de tres metros en el 2 y un metro en el 8. No era el día. Mucho tiempo de espera y la maquinaria parecía desengrasada.
Hoy toca una maratón de 24 hoyos, mucho margen por delante, puede pasar de todo. Ni siquiera el líder, Ben Crane, pese a su amplia ventaja de cuatro golpes, puede estar tranquilo.
