Hola a todos (si busca lenguaje inclusivo pare de leer ahora mismo porque aquí no va a encontrar nada de eso). Se acaba este año 2019 y quería escribiros para contaros un poco mis sensaciones de esta temporada que termina y los planes a corto y medio plazo.
No cabe duda de que en lo profesional ha sido un año muy pobre, probablemente el peor de mi carrera deportiva, y mis resultados así lo atestiguan. He jugado 26 torneos de los que únicamente he pasado 14 cortes, siendo el mejor puesto un decimoctavo en Dinamarca. Creo que es la primera vez en toda mi carrera que no consigo terminar en el top 10 ni una sola vez durante todo el año, prueba de la irregularidad de mi juego durante este ejercicio.
Empecé el año con muchísima ilusión tras una buena pretemporada de preparación física con Félix Flores en DBC y de trabajo técnico con Jamie Gough. Cuando empecé a trabajar con Jamie mi palo venía muy por dentro y abierto, lo que hacía que tuviese que utilizar mucho las manos en el momento del impacto para corregirlo. Esto hacía que mis fallos fueran tanto a la derecha como a la izquierda, lo que generaba gran desconfianza al no saber por donde iba a fallar en cada momento. Jamie se centró en cuadrar la cara del palo y enderezar la línea del mismo, de tal forma que no dependiera tanto de la habilidad (de mis manos) a la hora de pegar y evitar así el temido fallo por la izquierda. Los resultados en el campo de prácticas eran sorprendentemente buenos, pero nunca fui capaz de trasladar esas sensaciones al campo: lograba dominar el movimiento en el campo y vueltas de prácticas, pero me costaba llevarlo hasta la competición de manera regular. Eso, unido a que el putt no ha estado al nivel de los últimos años, ha hecho que los resultados hayan sido malos e inconsistentes.
Durante las últimas semanas he intentado recuperar viejas sensaciones. Han sido muchas las tardes y noches pensando en qué hacía yo por el 2012 o 2013, cuando jugaba bien, en qué pensaba cuando pegaba bolas o qué sensaciones tenía por aquel entonces. Curiosamente, he podido recuperar algunas de ellas, ya que soy muy meticuloso y tengo la costumbre de anotar las sensaciones y pensamientos de swing después de cada sesión. Así, el domingo de Mauricio hice una vuelta de 68 golpes, que sobre el papel no es gran cosa, pero para mi supuso un antes y un después en donde estoy con mi swing, donde quiero ir. Una vuelta que, si no llega a ser por un triple bogey en el penúltimo hoyo y varios putts cortos errados, podría haber sido tranquilamente un 62 ó 63. Necesito recuperar esas sensaciones/pensamientos que funcionaron en su día y que ahora han sido sustituidos por numerosos pensamientos técnicos que sólo me llevan al bloqueo mental y físico.
Pero no quiero quedarme sólo con lo negativo. Me gusta ver el vaso medio lleno. Ha sido un año de aprendizaje donde el trabajo con Jamie me ha hecho aprender y comprender cosas que desconocía. El hecho de haber estado bien fisicamente y sin lesiones, es otro aspecto positivo de 2019. Por otro lado. ha sido un año positivo en tanto en cuanto he vuelto a jugar de manera exclusiva el Tour Europeo y he podido pasar mucho tiempo con buenos amigos y recuperado el contacto con mucha gente a la que llevaba tiempo sin ver. No cabe duda que en la gira europea se respira un ambiente mucho más familiar en donde la camaradería y la amistad priman. Ha habido momentos muy divertidos entre amigos y también emocionantes, como la despedida de Chema de Wentworth, el merecido primer triunfo de Jorge Campillo, o las victorias de Larrazábal y Colsaerts después de tantos años sin ganar. El éxito del renovado Open de España o, la guinda del pastel a un año excepcional, la victoria de Jon en la Race to Dubai, algo que no se conseguía desde tiempos de Seve y que debe hacernos sentir muy orgullosos a todos, especialmente a Jon.
En la parte negativa pondría el mal juego desplegado durante todo el año, sin opciones de ganar en ninguna ocasión. El perder la tarjeta del European Tour por primera vez en mi carrera y no haber sido capaz de recuperarla en la Escuela. El no haber rendido en las dos citas en España, el Estrella Damn Valderrama Masters y el Mutuactivos Open de España, donde no pase el corte en ninguno de los dos, no fue plato de buen gusto. Jugar con mi buen amigo Mateo Manassero y ver de primera mano el bloqueo mental que tenía, hasta el punto de no poder subir el palo, fue otro momento complicado.
En cuanto a mis planes a corto y medio plazo, creo firmemente que necesito un descanso. Es verdad que tras perder la tarjeta del European Tour, con mi nueva categoría 18, sólo me va a permitir entrar en aproximadamente 10 o 12 torneos, por lo que tiempo voy a tener aunque no quiera. Igualmente, he decido tomarme un descanso de aproximadamente tres meses para, sobretodo, limpiar la mente y recuperar las ganas de competir. Así, he decidido sacrificar los torneos de Australia y Sudáfrica y empezar a jugar en marzo si todo va bien y entro en los torneos de Oman y Qatar. De no ser así, empezaré el año en Valderrama en abril. Creo que el descanso me va a venir muy bien para recargar pilas, ponerme bien fisicamente y sobre todo limpiar la cabeza de malos golpes y malos swings. Entre tanto intentaré no meterme en muchos charcos en Twitter y pasar lo más desapercibido posible en casa, ya que ni Alicia ni los niños están acostumbrados a verme tanto por aquí.
También anunciaros que durante el año 2020 haré unas colaboraciones puntuales como comentarista de Movistar Golf, empezando en el Players y el Masters. El proyecto me apetece mucho (ya lo hice en mi etapa universitaria y amateur) y desde aquí le doy las gracias a María Camarero por la oportunidad. Un nuevo proyecto que arranco con ilusión. La misma ilusión que aón mantengo por seguir compitiendo al más alto nivel y quien sabe, por volver a ganar en un circuito grande, ¡nunca se sabe!
¡Aprovecho la ocasión para felicitaros la Navidad y desearos un próspero año 2020 cargado de birdies! Muchas gracias por leerme.