Después del feliz cuarto puesto en Canadá y de amarrar la tarjeta del PGA Tour para la próxima temporada, la semana se presentaba muy óptima para Gonzalo para afrontar con ánimos el Bridgestone Invitational, cita del WGC. Sin embargo, la mañana amaneció nublada para el madrileño, que terminó la primera ronda con un doloroso +9.
Arrancando desde el 10, el español cometió bogeys en el 11 y el 14, pero de verdad se le torció la vuelta en el 16, cuando con el tercer golpe la bola acabó en el agua y terminó en doble bogey. Cuatro pares consecutivos serenaron la ronda hasta que el maldito hoyo 3, su duodécimo del día en el Firestone CC, se cruzó en su camino. Gonzalo dejó la bola en calle en la salida tras recorrer 301 yardas, pero desde entonces empezó el calvario al irse tres veces consecutivas al agua y salir del green con un tremendo quíntuple bogey.
Le pasó factura tamaño desatino y, después de un mal golpe en el tee del 4 que acabó en el camino para los buggies, Gonzalo hizo un doble bogey que lo colocó con +11. Pese a ello, no se hundió y logró dos birdies en el cierre, pateando desde lejísimos: el primero en el 5, su hoyo 14, con un putt de 52 pies, y el segundo, en el penúltimo, embocando desde 37 pies.
Desde luego, la lectura positiva es que le quedan 54 hoyos por delante, ya que en el Bridgestone no hay corte, y dispone de mucho recorrido para mejorar y, sobre todo, recuperar las sensaciones que lo situaron en el cuarto lugar el pasado domingo en Canadá.